domingo, 22 de noviembre de 2009

Génesis, 7:10

En Irlanda empieza a ocurrir lo que en todo el hemisferio norte, si es que la tierra aún no se ha vuelto loca definitivamente: hay menos horas de luz, el día es más gris (más aún) y, sobre todo, llueve bastante más (muchísimo más aún). No he acudido a la ciencia, ni comprobado ningún dato oficial, pero estoy seguro de que la cantidad de agua que ha caído en Cork desde el pasado miércoles podría solucionar varias veces consecutivas todos los problemas hidrológicos del sur de España, incluído el de oír periódicamente estupideces sobre trasvases, insolidaridad y campos de golf. Además, el agradable viento huracanado hacía de los paraguas objetos más inservibles que un chicle para salir de la cárcel (excepto si eres McGyver), la calle estaba tan llena de cadáveres paragüiles que la Rihanna esa habría llorado (¡venganza!, nosotros ya sufrimos su canción). Ya no tengo dedos en las manos para contar las veces que he llegado soaked a clase o a casa (tengo que demostrar de alguna manera que mi inglés va improving, tronkos).

Dijo George Harrison que una vez, después de mil días típicos ingleses, grises y agrios, estaba paseando por su jardín el jardín de su colega Eric Clapton y comenzó a sentir los cálidos rayos del astro rey (qué guapo queda llamar al sol así). Entonces compuso la maravillosísima Here comes the sun: tierna, alegre, pegadiza, sencilla, directa y mil adjetivos más, y perteneciente a esa categoría de canciones que te transmiten al instante alegría y ganas de vivir. Y eso no es fácil, aunque lo parezca. El viernes amanecimos en Cork cantando esa canción. Llegó el sol. The sun came. Lamentablemente, no pudimos entonar el "it's all right" del final.

Cuando íbamos a la universidad por el camino junto al río Lee (muy aficionado a la literatura él) no supimos atar cabos: las aguas estaban demasiado agitadas y demasiada gente venía en dirección contraria a la nuestra. Como había jubilados quizá pensamos en una comida popular gratuíta o en unas obras con una buena puesta en escena, del gusto de la tercera edad, pero estábamos equivocados. Cerca del puente convertido en canción de Simon & Garfunkel había un muro derribado por un constante torrente de agua, así que no pudimos cruzar. Volvimos para tomar otra ruta más cercana al centro de la ciudad, pero, oh, sorpresa, cuando vimos que la calle que teníamos que utilizar estaba inundada. Entonces nos fuimos enterando de todas las noticias.

Cuando nosotros lo vimos, aún caían cantidades ingentes de agua por el ex-muro. Se barajan los nombres de Pepe Gotera y Otilio para arreglarlo. Lo del fondo es un hospital que también tuvo que ser desalojado.

Nos encontramos con el profesor que impartía la asignatura a la que íbamos y como no podíamos pasar (a no ser que tuviéramos una zodiac en el bolsillo), acordamos suspender la clase. No hacía falta tal acuerdo: las clases ya habían sido oficialmente suspendidas por la universidad. En principio eran sólo para ese día, pero ahora, tras conocer que ha sido la peor inundación de Cork en 30 años, también nos han dejado la siguiente semana sin clase, hasta el 30 de Noviembre. Todavía no he visto fotos de la universidad, y ni me he acercado, pero sabiendo que el río no es que pase cerca, sino que está en el mismo campus, no quiero ni imaginarme como habrá quedado nuestra querida UCC.

Esta es la entrada al Mardyke Arena, el gimnasio de la universidad. No entiendo qué necesidad había de que quedara así, si ya tenía piscina.

El centro de la ciudad se recuperó bastante rápido, cuando yo salí cámara en mano ya estaba más o menos en una situación normal (salvo la típica imagen de telediario, con comerciantes limpiando la tienda o sacando productos completamente empapados), pero las calles principales de Cork a las 8 de la mañana habían estado también bajo las aguas, con bomberos, policía e incluso fuerzas armadas a todo trapo (ah, nada mejor que una catástrofe natural para justificar la existencia de los ejércitos).

Ya en casa, estuve con la cara desencajada pulsando el F5 en la web del Cork City Council, donde colgaban actualizaciones periódicas. Hasta entonces todo esto nos había afectado de una manera indirecta: nuestra residencia seguía intacta, sólo perdíamos una semana de clase (estamos MUY apenados), teníamos calefacción... pero entonces llegaron las malas noticias. Al parecer, la megainundación esta había causado bastantes daños en la planta depuradora de Cork. También tiene cojones, parece un chiste. Se cortó casi todo el agua por miedo a que estuviera contaminada. Sólo quedaba la de reserva de cada casa. En principio era para cuatro días, y ya nos echamos las manos a la cabeza. Ahora los plumillas de la prensa dicen que vamos a estar nada más y nada menos que una semana sin agua. Lo único que se puede decir en ese caso es: WTF? Ahora parece que hay algo de agua (sólo fría), porque han conectado unas reservas especiales, y también han puesto puntos de abastecimiento de emergencia en diversos lugares de la ciudad. Ni que decir tiene que las compañías de agua embotellada están empezando a utilizar el oro como elemento decorativo de sus sedes, sus botellas volaron de los supermercados (como buen conspiranoico, no descarto que ellos provocaran la inundación) y algunos sólo podemos beber maldito 7Up. Y cerveza, claro.

Esto es Grand Parade, una de las calles principales de Cork. En un principio se pensó en importar gondólas desde Venecia. No cuajó en la tradicional sociedad irlandesa.

Pero si todo esto supone, sin duda, una incómoda situación, lo peor de todo el día, lo puto peor, es que algún listo, tonto, desgraciado, borracho o algo peor se llevó mi amada cazadora azul mientras celebrábamos el estado de emergencia en un bar. Pero que sepas una cosa, querido desconocido: si te veo por la calle con mi cazadora puesta te puede ocurrir algo terrible. Palabras clave: semi-vasco, cóctel molotov, kale borroka.

Las fotos las he sacado del álbum que tiene un tal David Hegarty sobre estas inundaciones. Aparte de servir para hacerte una idea de la magnitud de la riada, las imágenes son una maldita pasada, merece la pena darse una vuelta por su Flickr.

3 comentarios:

Elsa dijo...

"No entiendo qué necesidad había de que quedara así, si ya tenía piscina" xD xD xD Grandeeeee!

natshady dijo...

un artículo CORKjonudo!!!! ;)

Deiviz dijo...

He leído un par de sitios y en realidad Harrison paseaba por el jardín de Eric Clapton. Además, estaba pasando una mala racha por nosequé y ahí le salió la canción.

Yo disparo primero y me documento después. Como buen periodista del S. XXI.

Corregido.