jueves, 16 de septiembre de 2010

La energía nuclear tras Cerveza Amarga

David en Princeton, dando una conferencia sobre la idoneidad de las armas nucelares.

Desmentir las leves presiones ejercidas hacia mi estimado compañero de blog sería una pérdida de tiempo. También lo sería decir que no hice recortes de periódico -especialmente escogí La razón, a sabiendas de que David se la lee entera- indicándole la conveniencia de actualizar. En vano todo.

Como de hasta el extranjero venían presiones para que se diese vida al blog y el enfurecimiento de la comunidad internacional no surtía el más mínimo efecto (David es como los iraníes con el uranio enriquecido, no se inmutan demasiado ante las presiones de fuera), hubo que poner en práctica el plan B. ¿En qué consistía?¿Invadir Rentería?¿un nuevo paquete de medidas contra Burgos?¿bloquear las cuentas de todos los bancos de Neila -paraíso fiscal- en el que David tuviera su dinero?

Más sencillo: con crear un blog nuevo, sería suficiente. Nace así La orilla izquierda del Rin, en el que iré hablando de Alemania y, en menor medida (cabe esperar), de la vida erasmus. El tener un nuevo blog no supone acabar con Cerveza Amarga. Tan pronto como David renuncie a enriquecer uranio y se ponga a escribir, este blog será retomado.

Hasta entonces: http://www.laorillaizquierda.blogspot.com/

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ultimátum

Acostumbrado desde hace tiempo a recibir todo mensaje y contenido en formato de ceros y unos (digital), se me hizo sospechoso tener que recoger un paquete físico (analógico, supongo).

Contemplé horrorizado el macabro contenido, oculto entre ejemplares de "La Razón" hechos trizas: una chapa, doblada, de la cerveza Heineken. Horriblemente mutilada, desfigurada, yacía junto a una nota escrita con letras recortadas de noticias del "ABC" y "El Mundo". El autor sabía cuáles eran mis periódicos de cabecera, qué duda cabe. La nota rezaba así:

"El botellín de de cerveza es un símbolo del blog, nuestro niño, nuestro peque, el cuquirriquín. La chapa sólo es el primer aviso. Como no vuelvas a escribir, maldito bastardo, me quedo yo con su custodia y te estampo el vidrio en toda la cabeza, o, peor aún, te obligo a beberte la Heineken entera. Fdo.: Vázquez".

He tenido que ceder al chantaje de los violentos. Heineken, tíos, brr.