miércoles, 28 de octubre de 2009

Tomates Verdes fritos


A los pocos días de llegar a Irlanda, David escribió una entrada en la que explicaba de forma detallada las distintas asociaciones que existían en su universidad de llegada. Tal y como él decía, diversos ámbitos como la farmacia, el ajedrez y el ateísmo (entre otros muchos contrapuestos) se daban cita en una sala enorme para darse publicidad y que nuevas personas entrasen a formar parte de ellas. Actividades absurdas a la par que divertidas como el día internacional de la blasfemia se convertían en algo común. Si comparamos a Colonia con Cork, los alemanes sufren una estrepitosa derrota, demostrando que, en ocasiones, pueden ser tan serios como aburridos. El 12 de octubre, primer día de universidad aquí, permitieron a cada agrupación montar su propio tenderete donde daban información y dulces (esto último más importante que lo anterior) sobre las actividades que organizaban y hacia dónde se enfocaban.

Asociaciones centradas en temas filosóficos (búsqueda de la felicidad), proyección de películas, formación para adolescentes susceptibles de abandonar la universidad, el grupo universitario de gays y lesbianas, etc. Todos con dulces y bolígrafos dispuestos a seducir al gran público. Si de caramelos se tratase, la agrupación de estudiantes islámicos se llevaba la palma al ofrecer unas chocolatinas con cierto sabor a coco. Tampoco estaba nada mal el puesto del equivalente germánico a las Nuevas Generaciones. Qué juventud: jóvenes, cristiano-demócratas y con unas galletitas deliciosas. A este paso, y de forma bastante probable, a los cuarenta años ya habrán conseguido su entrada al Reino de los Cielos. Me dieron chicles y, a cambio, varios panfletos en los que se informaba de próximas reuniones que celebrarían. En comparación con Cork, todo más aburrido y serio, con gran predominancia de otras asociaciones religiosas.

Con las manos llenas de caramelos y bolígrafos, y sin encontrar nada que me interesase lo más mínimo, volví a casa. Cuando me disponía a tirar ya todo a la basura, me dí cuenta de que, entre lo mucho que había cogido, estaba un panfleto de los Verdes. Tienen una asociación en la universidad y yo no me había enterado. Se reunían al día siguiente, como presentación de lo que iba a ser el semestre (aquí la cosa va por semestres que duran cuatro meses. ¿Lógica? Inmanuel Kant, explícamelo). No sé muy bien si fue mi interés en lo relativo a la protección del medio ambiente, si fue mi interés por el mencionado partido, si fue la humedad o qué exactamente, pero el 13 de octubre a las 19.30 estaba sentado en una habitación con otras 20 personas y dispuesto a formar parte de la asociación ecologista.

El que un estudiante erasmus (sólo-se-van-de-casa-para-emborracharse), español (el medio ambiente les es muy indiferente) y con un nivel del idioma bastante mediocre, estuviese rodeado de varios alemanes les creó cierta sorpresa. Pero que el mismo estudiante erasmus, español y con nivel del idioma mediocre volviese a la reunión de la semana siguiente fue ya algo con lo que ya no contaban. Están locos estos hispanos. Y, para resolver las inmensas preguntas que se hicieron, les dije que me interesaba la ecología.


¿Son todos los que van unos malditos perroflautas herderos de mayo del 68? Ninguno de ellos lo es. Hay estudiantes de todas las carreras y tantas mujeres como hombres. Y todos tienen pinta de escuchar a Franz Ferdinand contínuamente. Las reuniones de los verdes son relajadas, en ellas se bebe cerveza (las dos primeras veces me olvidé de comprarla, ayer ya acudí preparado con una bajo el brazo) y la gente lleva galletitas con chocolate y bombones. Pero, si algo les hace estar a la vanguardia, es el comprar bolsas de zanahorias del supermercado y comérselas crudas. ´También el que cada vez que llega alguien nuevo al grupo, hay que hacer una ronda de presentaciones de los componentes en el que también se dan informaciones de carácter tan confidencial como qué verdura es tu favorita.

El próximo 14 de diciembre hay elecciones al claustro escolar en la Universidad de Colonia. Y los Verdes se volverán a presentar. En la anterior ocasión consiguieron un resultado nada desdeñable duplicando su número de representantes. Esta vez acuden con un "proyecto estrella" bajo el brazo: Un panel solar para la Mensa (comedor universitario). Desgraciadamente, mi nivel de idioma no llega al punto de enterarme de todos los detalles de la propuesta fotovoltaica, pero ya se encuentran barajando qué soluciones adoptar para financiarlo. Están avalados por el éxito que tuvieron en las elecciones generales de septiembre, así como lo conseguido por los ecologistas franceses en las elecciones al parlamento europeo de junio, en las que consiguieron ser la tercera fuerza más votada, dejando en ridículo al Partido Socialista de allí (bueno, últimamente ridiculizar a la socialdemocracia no es muy difícil) y logrando un 16,2% de sufragios. Tiembla Sarkozy, tiembla Merkel.

Fotos: La primera mangada por ahí de internet. La segunda mía, chapa de cerveza que aquí se bebe mucho; la Kölsch. Aunque ayer me dí cuenta de que los Verdes no beben de esa marca. Beben Kölsch de otras como Gaffel. Escapa a mi conocimiento el motivo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Antonio el Verde te van a llamar. Y vaya, parece que en Alemania las asociaciones de estudiantes hacen ALGO. No como las de nuestra querida uni pucelana...

Deiviz dijo...

Ayer comí brécol por primera vez en toda mi vida. Lo juro.

¿Crees que tus colegas me dejarán ir a contar lo que sentí?

Vázquez dijo...

Si te digo la verdad, muchos de ellos confesaban que su favorita era el brócoli. ¡Ay!