viernes, 21 de mayo de 2010

El día que peligró la Revolución Rusa

A pesar de que existen toneladas de literatura sobre la Revolución Rusa, la comunidad historiadora pocas veces hace alusión a uno de los hechos más tensos acaecidos en 1917: sacó a Lenin de sus casillas e hizo peligrar el alzamiento.

Está asumido que las revueltas de Febrero, que hicieron abdicar al zar Nicolás II, fueron más o menos espontáneas (convergieron manifestaciones del Día Internacional de la Mujer y otras exigiendo pan para el pueblo). Sin embargo, la revolución de Octubre fue minuciosamente planeada por líderes e intelectuales bolcheviques, aproximadamente desde Julio (tras las Jornadas del mismo mes) hasta prácticamente el día anterior a derrocar el gobierno provisional de Kerensky. Sin embargo, lo que muchos historiadores obvian es el hecho de que los rojeras habrían podido acceder al poder mucho antes de Octubre de no ser por la torpeza de Gumersindo Tapia, un humilde trabajador del departamento de propaganda de los rebeldes. En Febrero, los bolcheviques eran más bien una minoría, aunque comenzaban a hacerse notar a través del Soviet de Petrogrado (actual San Petersburgo), así que la propaganda era fundamental para extender su mensaje marxista-leninista y, sobre todo, ampliar su base social, en vista de hacer más fácil su ascenso al Palacio de Invierno. Sin embargo, Tapia terminó un cartel para concienciar sobre la violencia machista (ya de actualidad en aquella época) justo cuando el responsable de propaganda bolchevique había cogido unos días libres por paternidad, y, por tanto, no podía supervisar el trabajo. Así que la composición final salió hacia la imprenta sin que nadie reparara en el desafortunado eslogan: "No te atrevas a levantarme el puño".

Al día siguiente, Petrogrado amaneció empapelada con la obra de Gumersindo Tapia. Lenin no se percató hasta después de un mitin un tanto extraño, en el que desplegó toda su simbología comunista, pero la reacción de los asistentes fue más tímida y recatada de lo habitual: había miradas dubitativas, nervios, indecisión y risas flojas. Lenin lo comprendió todo al ver el cartel, entró en cólera y ordenó detener cuanto antes al incauto Gumersindo Tapia, mientras mascullaba palabras como "gulag", "traidor" y "Gorvachov". Se dice que el mitin que Lenin ofreció al día siguiente fue el más airado, agresivo y exitoso de todos los que precedieron a la revolución de Octubre.

2 comentarios:

la cosa aquella dijo...

LOL!
Bravo david! Ya se que tus tendencias masoquistas te van a impedir apreciar mi comentario, pero soy tan franco como el del ferrol. El nuevo formato, para mi, airea mucho el estilo, si si. Y la chorrada de juego de palabras, que deberia ser ilegal, hasta queda graciosa.
Mi benediccion papal.

Abel dijo...

Por favor, continuad con esto aunque ya no seáis europedos y no viváis increíbles experiencias con botes de Nutella e inundaciones. Repito, porfi.